Me duele esta distancia
verte convertido en mi enemigo
despues de comernos a besos
de amarnos con furia,
de fundir nuestros pensamientos,
de hacer mil veces uno nuestros cuerpos.
Hoy no queda nada,
solo cenizas de un amor que jamás debio consumirse,
vacios y sombras
una memoria que castiga,
una punzada en el corazon cada vez que te veo pasar,
orgullo que me obliga a no mirarte a la cara,
desesperación que me asfixia,
cristal roto en una herida abierta.
Eras fuego y yo gasolina,
a veces eras viento y yo hoja
otras yo era agua y tu velero,
cielo y ave,
noche y luna,
cura y enfermedad.
Demasiado perfecto para que este amor puediera sobrevivir
muy intenso para que nuestros cuerpos mortales lo resistieran
en extremo puro para nuestras conciencias sucias.